miércoles, 22 de julio de 2009

¿Facebook?

Jose Antonio De La Barra
Estudiante de Comunicación y Publicidad de la Universidad Peruana De Ciencias Aplicadas - UPC, titular del Blog "Habla el aire".

A lo largo de la historia, la evolución siempre ha significado la llegada de nuevas tecnologías que aparecen para cambiar la forma cómo viven las personas, y por ende, su cultura y características particulares.

Así, en sus primeros años la humanidad vivió en un mundo oral, en donde aprendizaje; tradiciones; prácticas, etc., se transmitían de boca a boca entre las personas, mutando, enriqueciéndose en el camino con el aporte de cada cultura. La oralidad se caracterizaba porque la verdad no era única, sino cambiante, según la experiencia de cada grupo humano. Pero la evolución continuó y eso terminó cuando el hombre aprendió a escribir y entró en una segunda era de transformación tecnológica, la escribalidad. Con la llegada de la escritura, la información adquirió un carácter permanente e inmutable. Las páginas escritas de un libro constituían conocimiento verdadero e irrefutable, por así decirlo. Con el tiempo, las personas se volvieron entes meramente consumidores, acostumbrados a aceptar lo que se les presentaba, o a estar en desacuerdo, pero sin opción a hacer nada al respecto.

Hoy, sin embargo, estamos viviendo una nueva etapa que comenzó hace ya algunos años atrás y que sin duda ha significado un cambio sumamente importante en la sociedad. El cambio de nuestra generación y lo que podría considerarse como una vuelta u “oralidad moderna” se denomina la era electronal.

La electronalidad se caracteriza porque las personas dejan de ser meramente consumidores, para convertirse en productores de conocimiento. Todo eso, posible debido al inmenso desarrollo que ha experimentado el internet.

Las personas ya no dependen de un noticiero que les diga cada hora la noticia del momento, no necesitan estar pendientes de la programación del cable ni amarrados a la silla para no perderse un programa en televisión. En esta era, cualquiera es capaz de difundir libremente sus ideas, vivencias, noticias importantes en su comunidad, videos, etc. Y la lista es infinita.

Así, ante esta nueva demanda de comunicación, surgen medios alternativos (y lo más importante: gratuitos) como los Blogs, el Youtube, Twitter, Fotolog, etc. Cada uno, especialista en difundir algún tipo de verdad particular según la necesidad comunicativa de cada individuo. En ese sentido, y en pleno auge de la electronalidad, surge el facebook: una novedosa aplicación que fusiona todos los medios mencionados, en uno solo.

Pero, ¿es realmente ese carácter tecnológico lo que ha vuelto tan popular al facebook en tan poco tiempo? Es verdad, contiene todo en uno, y lo hace todo más fácil, sin embargo, ¿es solamente eso lo que motiva a tanta gente a estar conectados por éste fenómeno? Personalmente, creo que no.

Lo que hay detrás del facebook y su lado positivo en cuanto a que hace posible mantener los lazos con todos nuestros conocidos, es algo un tanto oscuro, mas bien morboso, y es esa posibilidad que nos brinda de estar al tanto de todo, de todos, conectados las 24 horas a la vida de las demás personas, enterándonos de su estado cambiante a cada minuto, buceando entre fotos de perfil, comentarios personales, apodos, salidas y fiestas a las que fuiste, o no invitado presencial, pero cuya invitación pierde total importancia, desde este asiento con vista preferencial .

Pero es necesario mencionar que el motor para que algo así siga funcionando es el mismo usuario, que, así como hace el papel de fisgón en esta ventana indiscreta virtual, también tiene un lugar del otro lado, exhibiendo cuanto pasaje de su vida tiene a la mano, poniéndose en vitrina para que todos puedan saber de él, enterarse de su día a día, y más aún seguramente, sus noches. Casi como si fuera la cuota de ingreso necesaria, a cambio de estar presente. Así se forma una especie de círuculo vicioso. Y no sólo se trata de hablar de esta cadena de egocentrismo, de posería o fetichismo entre unos y otros, sino que esto además significa que la gente pase horas frente a la pantalla, aislándose más de lo que el messneger ya supo aislarnos, y se acostumbre a relacionarse casi totalmente de manera virtual, porque tenemos casi todo lo que necesitamos encontrar. Sobre eso creo que es lo que vale la pena reflexionar.

Aunque parezca mentira, y pueda sonar algo fuerte, creo que no es muy descabellado pensar en una frase que, en paralelo con la famosa “si no estás en el obituario de El Comercio, entonces sigues vivo”, sería algo como, “si no estás en facebook, no existes”. Así, esta herramienta se ha vuelto no sólo un accesorio de la tecnología, un ayudante del cibernauta, sino más bien un signo de vigencia, una prueba fehaciente de existencia. Por eso, cada vez es más frecuente ver como el fenómeno facebook no sólo se esparce entre los jóvenes sino también entre el público adulto, que acude en busca de esa vigencia, para sentir que todavía pueden tener un lugar en el mundo moderno.

No es mi intención asumir una postura anti facebook, es más, debo confesarme usual concurrente, pero lo que me interesa es que se tomen en cuenta este tipo de cosas, que definitivamente invitan a la reflexión, a darnos cuenta cómo la tecnología modifica nuestros patrones sociales, y asumir el control, antes de que ella lo haga por nosotros, por completo.
PD: cualquier cosa, nos vemos en facebook.

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